El fotograbado contemporáneo es una técnica que permite la realización de obra gráfica, a partir de imágenes fotográficas, con gran definición y singular registro de color. Este proceso es, en realidad, un puente que conecta la fotografía digital más actual con procesos tradicionales de estampación.
Su complejidad radica en que para lograr un alto grado de calidad se requiere, por una parte, un dominio los lenguajes digitales y, por otra, una maestría técnica en la estampación de las planchas. Es por ello que muy pocos talleres en el mundo lo practican.
Las matrices que se utilizan son superficies fotosensibles que registran la información de la imagen fotográfica. Se necesita una plancha por cada uno de los colores primarios de la imagen para lograr la cuatricromía –imagen a todo color- compuesta por amarillo, magenta, cian y negro, cuya superposición producirá el espectro cromático completo.
Una vez que se han elaborado las matrices, la estampación permite que el papel recoja la información y el color de cada plancha. Para ello se emplea un papel de grabado de alta calidad y sólo un maestro estampador está capacitado para ejecutar la impresión. Cada plancha se entinta manualmente y se estampa en una prensa calcográfica empleando tintas tradicionales compuestas por pigmentos y aceite de linaza, los mismos ingredientes que ya en su época utilizaba Rembrandt para la realización de su obra gráfica.
Este proceso conecta la vanguardia tecnológica de la fotografía digital con procesos de entintado y estampación que apenas han variado desde sus inicios en el S. XV garantizando la perdurabilidad y calidad plática de las obras, frente a otros procesos modernos de reproducción exclusivamente mecánicos.
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